4. Reinos Aborígenes

4.- REINOS ABORÍGENES

Gran Canaria

Conocida por Tamarán entre los indígenas, esta isla no llegó a tener durante mucho tiempo una autoridad única. Sus reyes, llamados Guanartemes (guan = descendiente; arst–emir = jefe de la tribu), se repartían por toda la isla. Los reinos o principados eran los siguientes: Gáldar, Telde, Agüimes, Tejeda, Aquexata, Agaete, Tamaraceite, Artebirgo, Artiacar y Arucas. Salvo alguna  excepción, estos reinos se corresponden con los actuales nombres de las zonas.

Gáldar fue la capital aborigen de Gran Canaria y sus guanartemes los de más prestigio de la isla. Cabe destacar a la doncella y adivina Andamana a quien profesaban gran sumisión por sus grandes cualidades que, casándose con el caudillo Gumidafe, conquistó toda la isla en un solo reino. Al parecer, de este matrimonio nació Artemi Semidán, que gobernaba la isla cuando Bethencourt (navegante y explorador) llegó a sus costas. A su muerte lo sucedió su hijo Taghoter Semidán, que a su vez dejó dos hijos: Guanache Semidán, que reinó en Gáldar, y Bentaguaire Semidán, que lo hizo en Telde. A Guanache lo sucedió Thenesor Semidán, que después de convertido y apresado se llamaría Fernando Guanarteme. A la muerte de Bentaguaire Semidán, tomó el poder el valiente Doramas («narices anchas», quiere decir). Con el apresamiento de Fernando Guanarteme, fue nombrado rey su sobrino Bentejuí que, ante la rendición de su pueblo, se arrojó por el precipicio, abrazando al Faicán y dando el grito patriótico de «Atis Tirma». La historiografía moderna da poco crédito a esta genealogía, pero es la que tradicionalmente se ha venido aceptando.


 

 

Escultura de Bentejuí y Tazarte saltando del roque de Ansite antes de ser apresados por los conquistadores. 
 

Lanzarote

Conocida por sus naturales como Titeroygatra, debió de estar dividida en dos reinos. Luego, con la llegada de los primeros expedicionarios europeos, la isla se convirtió en uno sólo. Sabemos que, cuando Martín Ruiz de Avendaño arribó a sus costas, el rey de Lanzarote se llamaba Zonzamas, a quien sucedieron, por orden cronológico, Timanfaya, Guanarame y Guadarfía.

Fuerteventura

Contaba con dos reinos: Maxorata, de cuyo topónimo procede el término majorero aplicado aún hoy a los nacidos en Fuerteventura, que comprendía la parte septentrional de la isla, y Jandía, por el sur. Ambos reinos estaban delimitados por una pared de piedra que, desde Tarajalejo, llegaba hasta el otro lado del mar y que, en parte, aún existe. En tiempos de la Conquista, según la tradición, Guize era rey de Maxorata y Ayoze, de Jandía. En la actualidad se piensa que, como el caso de otras islas, Fuerteventura reunía buenas posibilidades de ser un modelo tribal segmentario, sobre la base de grupos de descendencia emparentados entre sí. Lo más probable es que fuera un sistema político dual, configurado por dos términos autónomos, Guise y Ayoze. Parece que ha sido un error tradicional  asociar estos dos nombres a los jefes respectivos del norte y del sur (Maxorata y Jandía). Asimismo, los conocimientos actuales demuestran que el límite entre ambos no estaba en la Pared de Jandía (construcción de piedras, a modo de límite), sino en la zona actual de Betancuria.



Mirador de Betancuria en Fuerteventura, homenaje a los antiguos
habitantes de la isla.


Tenerife

Tenerife, nombre de procedencia guanche que parece significar montaña blanca, según la mayoría de las fuentes. La isla guanche tuvo una autoridad única que recaía en el mencey de Adeje. Éste, al que se le adjudica el nombre de Gran Tinerfe, reparte la isla entre sus nueve hijos, formándose nueve términos o menceyatos. En tiempos de la Conquista reinaban en estos menceyatos los sucesores directos de los hijos de Gran Tinerfe, a excepción de Bencomo, que había tenido dos antecesores, Imobach y Bentenuhya.

Los menceyatos de Tenerife se repartían de la siguiente forma: Taoro (valle de Arautava (Orotava), desde Santa Úrsula hasta La Rambla), Daute (Garachico, Los Silos y Buenavista), Icode, Tacoronte, Anaga, Tegueste, Güímar, Abona y Adeje. El menceyato más rico de la isla era el de Taoro, cuyo mencey Bencomo desempeñó un papel importante en la lucha contra los conquistadores.

 
Bencomo, último mencey de Taoro, ante los castellanos


La Palma
Esta isla era llamada por sus naturales Benahoare, cuya traducción tradicional ha sido «mi tierra», aunque se traduce literalmente por «el lugar de mis antepasados». En tiempo de la Conquista, estaba repartido en doce reinos o cantones: Aridane, Tihuya, Tamanca, Ahenguarame, Tigalate, Tedote, Tenagua, Adeyahamen, Tagaragre, Tagalgen, Hiscaguan (Tijarafe) y Aceró o Eceró.
En tiempos de la Conquista, los principales príncipes de La Palma eran los siguientes: Mayantigo, «Pedazo de cielo» de Aridane;  y el famoso y valiente Tanausú, en la Caldera de Taburiente.

La Gomera
Nombre aborigen de raíces bereberes, La Gomera, en el momento de la Conquista, se mantenía como un reino único bajo la autoridad del que luego se bautizaría con el nombre de Fernando Amelahuige. A su muerte, La Gomera se dividió en cuatro cantones: Mulagua, Agana, Ipalan y Orone, que algún autor ha identificado con Hermigua, Vallehermoso, San Sebastián y Arure, respectivamente.
El Hierro
Su nombre procede del término aborigen Le Hero, traducido por Fero y convertido en Hierro. Sólo había un reino y se tienen pocos datos sobre los nombres de sus príncipes indígenas. En los tiempos de la Conquista, la isla estaba gobernada por el príncipe Armiche. Su población se hallaba diezmada por las incursiones europeas en la captura de esclavos.

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