Gran Canaria
Conocida por Tamarán entre los indígenas, esta isla
no llegó a tener durante mucho tiempo una autoridad única. Sus reyes, llamados
Guanartemes (guan = descendiente; arst–emir = jefe de la tribu), se
repartían por toda la isla.
Los reinos o principados eran los siguientes: Gáldar,
Telde, Agüimes, Tejeda, Aquexata, Agaete, Tamaraceite, Artebirgo,
Artiacar y Arucas. Salvo alguna
excepción, estos reinos se corresponden con los actuales nombres de las
zonas.
Gáldar fue la capital aborigen de
Gran Canaria y sus guanartemes los de más prestigio de la isla. Cabe destacar a
la doncella y adivina Andamana a quien profesaban gran sumisión por sus
grandes cualidades que, casándose con el caudillo Gumidafe, conquistó toda
la isla en un solo reino. Al parecer, de este matrimonio nació Artemi
Semidán, que gobernaba la isla cuando Bethencourt (navegante y explorador)
llegó a sus costas. A su muerte lo sucedió su hijo Taghoter Semidán, que a
su vez dejó dos hijos: Guanache Semidán, que reinó en Gáldar,
y Bentaguaire Semidán, que lo hizo en Telde. A Guanache lo
sucedió Thenesor Semidán, que después de convertido y apresado se
llamaría Fernando Guanarteme. A la muerte de Bentaguaire Semidán, tomó el
poder el valiente Doramas («narices anchas», quiere decir). Con el
apresamiento de Fernando Guanarteme, fue nombrado rey su
sobrino Bentejuí que, ante la rendición de su pueblo, se arrojó por
el precipicio, abrazando al Faicán y dando el grito patriótico de
«Atis Tirma». La historiografía moderna da poco crédito a esta genealogía, pero
es la que tradicionalmente se ha venido aceptando.
Escultura
de Bentejuí y Tazarte saltando del roque de Ansite antes de ser apresados por
los conquistadores.
Lanzarote
Conocida por sus naturales
como Titeroygatra, debió de estar dividida en dos reinos. Luego, con la
llegada de los primeros expedicionarios europeos, la isla se convirtió en uno
sólo. Sabemos que, cuando Martín Ruiz de Avendaño arribó a sus costas, el rey
de Lanzarote se llamaba Zonzamas, a quien sucedieron, por orden
cronológico, Timanfaya, Guanarame y Guadarfía.
Fuerteventura
Contaba con dos reinos: Maxorata, de cuyo topónimo procede el
término majorero aplicado aún hoy a los nacidos en Fuerteventura, que
comprendía la parte septentrional de la isla, y Jandía, por el sur. Ambos reinos estaban delimitados por una pared de piedra que, desde
Tarajalejo, llegaba hasta el otro lado del mar y que, en parte, aún existe. En
tiempos de la Conquista, según la tradición, Guize era rey de Maxorata y Ayoze, de
Jandía. En la actualidad se piensa que, como el caso de otras islas,
Fuerteventura reunía buenas posibilidades de ser un modelo tribal segmentario,
sobre la base de grupos de descendencia emparentados entre sí. Lo más probable
es que fuera un sistema político dual, configurado por dos términos autónomos, Guise y Ayoze. Parece que ha sido un error
tradicional asociar estos dos nombres a
los jefes respectivos del norte y del sur (Maxorata y Jandía).
Asimismo, los conocimientos actuales demuestran que el límite entre ambos no
estaba en la Pared de Jandía (construcción de piedras, a modo de límite), sino en la
zona actual de Betancuria.
Mirador de Betancuria en Fuerteventura, homenaje a
los antiguos
habitantes de la isla.
habitantes de la isla.
Tenerife
Tenerife, nombre de procedencia guanche que parece significar montaña blanca, según la mayoría de las fuentes. La isla guanche tuvo una autoridad única que recaía en el mencey de Adeje. Éste, al que se le adjudica el nombre de Gran Tinerfe, reparte la isla entre sus nueve hijos, formándose nueve términos o menceyatos. En tiempos de la Conquista reinaban en estos menceyatos los sucesores directos de los hijos de Gran Tinerfe, a excepción de Bencomo, que había tenido dos antecesores, Imobach y Bentenuhya.
Los menceyatos de Tenerife se repartían de la siguiente forma: Taoro (valle de Arautava (Orotava), desde Santa Úrsula hasta La Rambla), Daute (Garachico, Los Silos y Buenavista), Icode, Tacoronte, Anaga, Tegueste, Güímar, Abona y Adeje. El menceyato más rico de la isla era el de Taoro, cuyo mencey Bencomo desempeñó un papel importante en la lucha contra los conquistadores.
Bencomo,
último mencey de Taoro, ante los castellanos
La Palma
Esta isla era llamada por sus naturales Benahoare, cuya traducción
tradicional ha sido «mi tierra», aunque se traduce literalmente por «el lugar
de mis antepasados». En tiempo de la Conquista, estaba repartido en doce reinos
o cantones: Aridane, Tihuya, Tamanca,
Ahenguarame, Tigalate, Tedote, Tenagua, Adeyahamen, Tagaragre, Tagalgen,
Hiscaguan (Tijarafe) y Aceró o
Eceró.
En tiempos de la Conquista, los principales príncipes de La Palma eran
los siguientes: Mayantigo,
«Pedazo de cielo» de Aridane; y
el famoso y valiente Tanausú, en la Caldera de Taburiente.
La Gomera
Nombre aborigen de raíces bereberes, La Gomera, en el momento de la
Conquista, se mantenía como un reino único bajo la autoridad del que luego se
bautizaría con el nombre de Fernando Amelahuige.
A su muerte, La Gomera se dividió en cuatro cantones: Mulagua, Agana, Ipalan y Orone, que
algún autor ha identificado con Hermigua, Vallehermoso, San Sebastián y Arure,
respectivamente.
El Hierro
Su nombre procede del término aborigen Le
Hero, traducido por Fero y convertido en Hierro. Sólo había un reino y
se tienen pocos datos sobre los nombres de sus príncipes indígenas. En los
tiempos de la Conquista, la isla estaba gobernada por el príncipe Armiche. Su población se hallaba
diezmada por las incursiones europeas en la captura de esclavos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario